Así es, la vida tiene muchas vueltas. Y de estar haciendo cursos de masaje thai prácticamente por hobbie, pasé a juntar una considerable suma de dinero, que luego me permitiría hacer el viaje de mis sueños. A continuación te cuento cómo lo logré.
Para la época en la que estaba asistiendo a mis primeros seminarios de masaje tradicional tailandés, ya era quiromasajista, y ejercía como tal en los tiempos que me dejaba mi otro trabajo como oficinista en una organización del Estado.
Sin embargo, mi empeño por aprender esta ancestral técnica provenía más bien de su semblanza con el muay thai (arte marcial de Tailandia), disciplina que amaba y practicaba con cierta regularidad. Si me hubieran dicho en ese momento que gracias a todo ese esfuerzo ganaría el suficiente dinero para recorrer el mundo (o por lo menos la parte del mundo que más me interesaba), no me lo hubiera creído.
El tema es, que finalmente decidí dejar mi empleo de 11 años para permitirme vivir de lo que realmente me gustaba.
Para ir al grano, terminé en Barcelona asistiendo a una entrevista para Steiner, una compañía transnacional de servicios de spa en cruceros. Me aceptaron, y a partir de allí tuvieron lugar una aventura tras otra.
La cuestión de cómo conseguí ganar esa suma de dinero en el lapso de 9 meses con el masaje tailandés se puede explicar en dos fases o etapas, y a través de varias estrategias:
Etapa A: conseguir más clientes
El punto es, mi especialidad era el masaje tailandés, pero resulta que en los protocolos de la empresa no se aceptaban. Es decir, no me permitían trabajar con la técnica que más me gustaba!
Por otro lado, sí disponía de cierta flexibilidad a la hora de trabajar en camilla. Esto es, podía hacer digitopuntura y estiramientos. Bingo! Ahí tenía la solución a mis problemas. No solamente eso, también nos permitían interactuar con los clientes que se encontraban ejercitando en el gimnasio.
Estrategia 1: Diferenciarme
Para terminar de entender, deben saber que en el spa eramos unos 12/14 terapeutas, todos ellos con una formación en quiromasaje y/o masaje deportivo y no mucho más. Esto me supuso una ventaja enorme, ya que podía venderme como el único terapeuta que podía aplicar digitopuntura tailandesa y estiramientos asistidos en el marco de una sesión ordinaria de quiromasaje o masaje muscular profundo. Y así lo hice.
Estrategia 2: Aprovechar toda ocasión para mostrar lo que podía hacer
El hecho de poder recorrer el gimnasio para hablar con los clientes también me reportó grandes beneficios porque me ofrecía para “ayudarlos a estirar”. Y dado que la base del masaje tailandés es el yoga y los estiramientos pasivos, lo que hacía era darles una mini-sesión de masaje thai. Luego se quedaban encantados, les contaba que podía adaptar ciertas manipulaciones a la camilla, y entonces terminaban tomando cita conmigo.
Estrategia 3: Aprovechar la influencia de personajes clave
La tercer estrategia la descubrí casi de casualidad. Como no podía hacer masaje thai dentro del spa y para no perder la práctica, ofrecía masaje tailandés a colegas y amigos fuera del horario de trabajo. Por lo que mi cabina se transformaba algunas noches en una sala de tratamientos para diferentes personajes del crucero.
Luego percibí que, como por arte de magia, mi columna de trabajo se encontraba constantemente llena, aun cuando no había tanto trabajo en el resto del spa.
Para averiguar lo que estaba pasando decidí preguntar directamente a mis clientes sobre cómo era que habían llegado a mí. Lo que descubrí fue algo tremendamente útil, y que luego usé a mi favor en otros ámbitos donde trabajé. Las personas llegaban a mí por recomendación de mis propios colegas. Y especialmente de los camareros, peluqueras, las que hacían manicuría y pedicuría, la recepcionista del spa, e incluso otros masajistas!
Claro! Esta gente se ganaba la confianza de su cliente mientras trabajaban, y como tenían tiempo, terminaban en algún momento hablando del “fantástico masaje que me dio César”. Y como resultado, de allí directamente a la recepcionista (a quien por cierto también le hacía masajes, y que por supuesto también me recomendaba).
Pero conseguir clientes era solo una parte del trabajo, a partir de allí lo que tocaba era dejar al cliente lo suficientemente contento como para me dejara ese “extra” que deseaba.
Etapa B: ganarme la propina
Si bien es cierto que durante todo mi contrato trabajé mayormente con clientes norteamericanos que están acostumbrados a dejar propina, también es cierto que no estaban obligados a hacerlo y de hecho no lo hacían si el servicio no les gustaba, y daban mucho si consideraban que el servicio lo merecía.
Estrategia 1: ser un reflejo del cliente
Esto no tiene que ver con el masaje thai, pero sí con la psicología hacia el cliente. Resulta que casi sin darme cuenta solía imitar el acento de mis clientes. Es decir, si tenía un cliente inglés, me salía ese acento, si tenía un cliente australiano, o norteamericano, mi acento cambiaba.
Esto hacía que el cliente se sintiera más a gusto, más cercano, algo así como más familiar. Y esto por supuesto se reflejaba en mis propinas.
Con esto no quiero decir que debas imitar a tu cliente como una caricatura, pero sí ten en cuenta la energía que presenta tu cliente, e intenta sutilmente adaptarte a su estilo, para que de alguna manera se sienta cercano a ti. Esto te ayudará también a que se afloje y te brinde su confianza más rápido.
Estrategia 2: saber escuchar
Esta segunda estrategia tiene que ver con escuchar atentamente lo que el cliente tiene que decir. Así, adaptaba el masaje haciendo un trabajo único, más estiramientos, más digitopuntura, o más presión palmar, todo especialmente pensado para ese cliente en ese momento particular. En otras palabras, olvídate del masaje mecánico y pónte las pilas para ayudar a tu cliente en lo que necesita. Si sabes escuchar y pones tu intención en ayudar, habrás hecho un buen trabajo, obtendrás tu recompensa, y te sentirás fenomenal.
Recapitulando
Si bien este plan para ganar lo que te mencioné fue puesto en marcha en el marco de varios spas de lujo, las directrices pueden servirte para tu trabajo como independiente o empleado en tierra. En resumen:
-Diferénciate: encuentra tu punto original y publícalo a los cuatro vientos.
-Aprovecha toda ocasión: haz masaje a toda persona que puedas en cualquier ámbito, nunca sabes quién puede convertirse en tu mejor cliente o recomendarte uno.
-Aprovecha la influencia de personas clave: muy bien, haz masaje a todo el mundo, pero trata con especial tacto y busca a aquellas personas que conozcan mucha gante y te puedan remitir clientes: la peluquera del barrio, la manicura, la profesora de yoga, etc.
-Sé un reflejo de tu cliente: mimetízate, o mejor aún, trata a tu cliente como si fueras la mejor versión de sí mismo. No tengas miedo de perder tu envestidura, si demuestras lo que sabes, eso no ocurrirá. Siente empatía con tu cliente y devuelve siempre una sonrisa.
-Escucha a tu cliente: ofrécele aquello que viene a buscar específicamente. Muchas veces no pasa solamente por aliviar un dolor físico, puede ser un momento de contención, silencio, una palabra.
Si sigues estos consejos, no sé si lograrás buenas propinas, eso depende mucho del lugar geográfico y la cultura donde te encuentres, pero sí te puedo asegurar que ganarás buenos clientes, que volverán, te recomendarán, y sobre todo, te harán recordar por qué debes seguir en este oficio.