Convertirme en terapeuta, vivir de mi pasión es lo mejor que pudo pasar. Sin embargo, el vivir del masaje no te convierte en superman (o superchica). Habrá momentos donde, por esas vicisitudes que tiene la vida, te sentirás frustrado, agobiado, cansado, y sin embargo tendrás que salir allá afuera y dar lo mejor de ti. En este artículo te cuento cómo sobrellevar este tipo de situaciones sin perder calidad de trabajo.
Así es, nuestro trabajo como masajistas o terapeutas es realmente maravilloso. Pero más allá de ese rol, todos tenemos una vida. Todos experimentamos el cansancio, el aburrimiento, el dolor por algún trauma personal, etc.
Pero si has decidido hacer del masaje tu medio de vida, no podrás tomarte las cosas a la ligera, aunque no trates casos complejos y solo te dediques a aliviar contracturas, es mucha responsabilidad la que tienes entre manos. Además, como están las cosas, no es cuestión de dejar colgados a nuestros clientes, hay mucha competencia como para permitírtelo!
En estos más de 10 años que llevo como masajista he experimentado todos los estados físicos y emocionales que te puedas imaginar: he pasado cansancio extremo por exceso de trabajo, sensación de angustia por pérdidas, estrés, apatía… uff! En fin, situaciones que afectaban mi capacidad de disfrute de mi trabajo.
Aun así, decidí que trabajaría sin más y daría lo mejor para ayudar a la persona que llegara hasta mí. Debo decir que muchas veces fue duro, incluso puede que no haya logrado hacer mi trabajo del todo bien, pero al final encontré una fórmula para superar este obstáculo.
Se trata de un patrón mental que me ayuda siempre que estoy pasando momentos desagradables, de manera que pueda seguir ofreciendo un máximo nivel en mi tratamiento.
La receta
- En primer lugar, da gracias mentalmente a Dios por la oportunidad de trabajar de lo que te gusta (puede ser Dios en la
forma que gustes, o simplemente a la Vida), y a la persona que tienes enfrente por su confianza. No quiero caer en el lugar común de todos los libros de autoayuda, pero realmente el sentimiento de gratitud es muy poderoso, al punto de llevarte a olvidar por un rato todo lo que te pasa y poder concentrarte mejor en tu cliente. - También me ayuda tremendamente el rezar y pedir mentalmente ser un instrumento de las fuerzas más elevadas. Aunque suene demasiado metafísico, te invito a que lo intentes, funciona. Cuando piensas que eres un instrumento, un canal, entonces nada de lo que te afecta a ti puede tocar a tu cliente, y el alivio que sentirás será muy gratificante.
- Respira profunda y calmadamente durante toda la sesión. Este aumento en los niveles de oxígeno en el cerebro ayudará a tranquilizarte y fluir.
- ¡Sonríe! Aun cuando no lo sientas, aun cuando en realidad sientas ganas de llorar o de patear cosas. Hay estudios comprobados científicamente que indican que gestos como el sonreír, aunque se practiquen forzadamente, impulsan la segregación de serotonina en el organismo, la hormona asociada con la sensación de felicidad.
- ¡Visualiza! Hay varios tipos de ejercicios mentales que puedes hacer, pero en estos casos, encuentro muy útil visualizar que toda la energía negativa, mía y la de mi cliente se van hacia la tierra a través de mis pies. Si puedes estar descalzo, mejor.
- Por último, no te martirices, la mayoría de las veces en las que pensé que había hecho mal mi trabajo porque estaba bajo una situación de cansancio o depresión, mi cliente me agradecía por haber recibido el mejor masaje del mundo! Así de loca es la vida… recuerda el punto 2: somos un canal…
Muy bien, esta no es una receta magistral, es simplemente mi receta que comparto contigo para que la pruebes cuando la sientas conveniente. Si tienes algún otro truco, sería genial si la compartieras con el resto de nuestra comunidad. Si sientes que este artículo te ayudó de alguna manera, compártelo! Danos un “me gusta”, y así ayudamos a que otros aprendan cómo dar masajes cuando están agobiados… Gracias! Espero tus comentarios.