Vivir del masaje es realmente un placer y un privilegio, pero como todo en la vida, hay situaciones donde lo que más nos gusta termina resultándonos difícil y hasta poco agradable. En otro artículo te contaba cómo tratar con clientes indeseables, en este te contaré cómo dar masajes aun cuando te faltan fuerzas, y salir airoso en el proceso.
Hace más de diez años que descubrí mi vocación por el masaje, aprendí muchas técnicas, pero me enamoré de verdad del masaje tradicional tailandés.
Al principio, como muchos de ustedes, mantenía mi trabajo paralelo como oficinista, y dedicaba un par de horas a la semana a hacer tratamientos. Pero cuando me sentí lo suficientemente maduro profesionalmente, abrí mis alas y eché a volar…
El destino me llevó a trabajar en los cruceros más grandes del Royal Caribbean, y navegar por las hermosas aguas del Caribe y el Mediterráneo. Sin embargo, las coloridas fotos de mi perfil de Facebook no reflejaban mis extenuantes horas de trabajo en el spa.
Cuando entré a mi primer barco, el «Independence of the Seas», me llamaba poderosamente la atención que pocos de mis colegas iban a desayunar. Cuando terminé los entrenamientos de rigor exigidos por cada navío para ser (además de masajista) un marinero más, me enteré de algo alucinante… mis colegas no iban a desayunar para poder dormir 15 minutos más, estaban todos agotados todos los días!!
Eso me llevó a pensar que inevitablemente yo pasaría por la misma situación. Y es que trabajaba en cruceros que duraban una semana, de los cuales dos días constituían días de navegación. Un día de navegación es un día en el que el crucero se pasa todo el día en el mar, sin llegar a puerto. Eso significa que la gente, al no poder salir del barco, se dedicaba a las actividades de ocio de abordo, entre las cuales se hallaba la visita al spa. Esos días solía atender unas 8 personas, desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche.
Lo que me salvó de la completa extenuación
Paradógicamente, lo que me salvó de la locura y la extenuación fue mi afición por el ejercicio físico. Mis compañeros y compañeras pensaban que estaba loco, pero cada noche, después de que cerraba el spa, volvía a mi cabina, me calzaba los shorts y los guantes, y me iba al gimnasio a pegarle a la bolsa, hacer estiramientos y una pequeña rutina de pesas.
Claro, todas las tensiones del día se liberaban con cada jab y cada low kick a esa bendita bolsa. También los estiramientos me ayudaban a recuperar la alineación. Eso sin contar que a pesar del esfuerzo y el sacrificio que me representaba, me hacía cada vez más y más fuerte. Con lo cual al siguiente día estaba mejor preparado para enfrentar a la ola de turistas sedientos de masajes descontracturantes…
La otra clave fue la técnica. Así es, el hecho de conocer y dominar técnicas como el masaje muscular profundo (el cual utiliza bastante los codos), y el masaje tailandés, me ayudó a ajustar mi postura durante cada masaje, además de aprovechar la biomecánica y el peso de mi cuerpo en las manipulaciones.
También he de comentar que muchas veces, por pedido de compañeros y compañeras de otros departamentos del crucero, me veía en la situación de tener que hacer masajes después de mi horario formal. Afortunadamente, como hacía estos tratamientos de favor, y en sitios como mi propia cabina o el gimnasio, podía hacer uso de «todo mi arsenal» de estiramientos asistidos, incluyendo el masaje thai con los pies y la famosa caminata de espalda.
Particularmente las técnicas con los pies me sirvieron para quedar bien con todos mis colegas que me solicitaban en mis horas libres, pudiendo aliviar sus tensiones, aun cuando mis energías estuvieran en las últimas… Así y todo, me daba el lujo de disfrutarlo.
Por eso, como conclusión te puedo decir que lo mejor que me pudo pasar fue aprender a usar todo el cuerpo, hacer estiramientos asistidos, y, sobre todo para los tratamientos que podía hacer en el suelo, usar el propio peso de mi cuerpo para remover las tensiones.
Si has trabajado en el ámbito del spa alguna vez, tal vez te sientas identificado, si no, ojalá este artículo te haya servido de inspiración para seguir aprendiendo. Me encantaría saber tu opinión…